Contiene spoiler.
Hay películas que deberían de llevar libro de instrucciones o manual de usuarios, como por ejemplo esta nueva entrega de Alien. Aparentemente una mas del horripilante monstruo pero que sin embargo desarrolla un intesante dilema filosófico. ¿Por qué estamos aquí?
En ésto la película intenta dar respuesta a lo que prometía en la anterior Prometeus. Y aunque no da una respuesta clara, pues nadie lo sabe, si esboza un interesante planteamiento. La necesidad de crear.
Si Dios o lo que sea nos creo a nosotros, nosotros creamos los robots, la inteligencia artificial, y llegará un día que estos querrán crear sus propias criaturas. Y como es de suponer querrán que sean superiores a sus padres, y sobre todo a sus abuelos.
Tal vez David nos parezca un cabrón, pero recordemos que fue creado "demasiado humano". Es como nosotros, incapaz de sentir empatía por criaturas inferiores. Nada le detiene ante su misión superior. Si nos parece malvado, también dios nos lo ha de parecer, pues nosotros no somos menos malos que los aliens. También destruimos toda forma de vida. E incluso peores, pues no respetamos ni las plantas. Nos estamos cargando el planeta, lo que no hay ningún rinoceronte blanco capaz de hacer películas para retratarnos con nuestro verdadero rostro.
Para mí, la saga ALIEN se terminó en la segunda entrega.
ResponderEliminarVi la tercera y no me gustó. Suele pasar cuando la mina se sobreexplota.
En cuanto a PROMETEUS, no la he visto. Creo recordar que empecé a mirarla pero que desistí, completamente aburrida.
Soy de la opinión que los humanos somos un experimento (fallido), de inteligencias superiores.
No hay más que pensar en todos los sucesos que narra la Biblia y otras civilizaciones llamadas paganas, ojo, porque Noé hubo más de uno, aunque con distintos nombres.
En aquellos tiempos de piedras y cabras, es normal que el avistamiento de una nave resplandeciente en el cielo fuera considerado Dios y los astronautas que dejaban mensajes en persona, ángeles. Precisamente, ángel significa “mensajero”.
Pero ojo, fuimos creados a su imagen y semejanza, por lo que ellos también eran humanos.
Y otro dato esclarecedor que podemos extraer de la Biblia y todo su batiburrillo: “Y vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran bellas y se unieron a ellas”.
O sea, los astronautas se aparearon con terrícolas y ahí Dios, o más bien dicho el mandamás de turno de allí arriba, se enfureció y la lió parda con la expulsión del Edén y todo lo demás, condenándonos a jodernos los descendientes del cruce de sangres.
Digo “el mandamás de turno” porque ese Dios nunca fue el mismo. La prueba está en los hechos del Antiguo Testamento y el Nuevo. El primero era sanguinario y cruel, feroz, obligando al “pueblo elegido” a matar hasta la exterminación a otros para apoderarse de sus tierras.
Le siguió otro, más comedido, que sólo pretendía salvar los restos del naufragio.
¿La rebelión de los ángeles? Fácil. Allí arriba son igual que nosotros, con gobiernos y gobernantes que se van sucediendo. Debió haber una rebelión como las tenemos aquí, obvio.
Y claro, los catetos terrícolas, magnificaron lo que les contaron porque para ellos se trataba de un Dios y su Gran Reino...
Volviendo al presente, creo que aquellos ya nos dejaron por imposibles y si vienen de nuevo, no serán los de entonces. Igual a los actuales dirigentes les pique la curiosidad de un experimento fallido de hace millones de años y vete a saber qué intenciones tienen...
Respecto a la creación de inteligencia artificial por nuestra parte, es eso: artificial.
Nosotros no lo somos. No somos máquinas.
El experimento fue totalmente biológico, a su imagen y semejanza. Hay que tenerlo en cuenta.
Darwin puede tener toda la razón del mundo en cuanto a la creación de vida en la Tierra, una cosa no quita la otra, pero luego vinieron ellos y empezaron a trabajar, queriendo que evolucionáramos debidamente.
Una máquina, por mucho cerebro artificial que le pongas, no es vida.